Ir al contenido principal

ESCENAS COTIDIANAS


-¿Puedo quedarme con sus juguetes?-. Los verdes ojos del chico brillan suplicantes, destacando aún más con su piel de ébano. El soldado, su arma aún humeante, mira la escena con indiferencia. Una mujer, un varón, y tres niños mulatos. O más bien, lo que queda de ellos ante una choza de adobe. El chico ha oído el estruendo del fusil y ha salido corriendo de su choza. ¿Asustado? No, los disparos son una constante en su breve vida. Posiblemente uno quitase de en medio a su madre, y por eso ahora pasa los días solo y aburrido. Ahora esa pelota y esos muñecos no tienen dueño, y no cree que el tipo los quiera. El hombre deja entrever una mueca, que podría calificarse quizá de sonrisa. -Son tuyos. Pero ten cuidado con quién te mezclas-. El chico no entiende la advertencia, ni falta que le hace. Se abalanza presuroso sobre los juguetes antes de que el soldado cambie de opinión. El hombre se carga el fusil al hombro y se da la vuelta, hacia el jeep donde le esperan sus compañeros, charlando animadamente.

Cybrghost

Safe Creative #1102048416900

Comentarios

  1. Duro relato, bien escrito, por desgracia una realidad muy cruel para millones de niños en el mundo.

    Besos desde el aire.

    ResponderEliminar
  2. Una escena terrible, mucho más de lo que auguraba la frase.
    un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Espeluznante!!!
    Gran micro para filmar un cortometraje.
    Bravo, Cybr.

    ResponderEliminar
  4. Dice "Los verdes ojos del chico brillaS suplicantes".

    Humm, por lo general me encantan tus relatos, pero este de verdad no me gustó. La idea sí, la trama pues, era buena, pero la forma en que lo narraste de verdad no me convenció. Ni hablar, a veces pasa.

    ResponderEliminar
  5. ROSA: Gracias, desgraciadamente la realidad de muchos niños es aún más dura.

    ANITA: Y como le digo a Rosa, la realidad supera la ficción.

    PATRICIA: realmente, tenía la imagen en la mente.

    YUN YUN: Gracias por la corrección. Corregido el error. Y gracias por tu opinión general sobre mis relatos y también por la de éste. Siento que no te guste, en algún momento tenía que notarse que no sé :-)

    ResponderEliminar
  6. Has descrito muy bien la indiferencia ante la maldad y el dolor que se produce en determinadas circunstancias.
    Un abrazo, Cyb.

    ResponderEliminar
  7. Sabes, me preguntab que escena cotidiana reflejarías, y sí, realmente es cotidiana para demasíados niños. Es bueno que se escriba sobre ello.
    Saludos

    ResponderEliminar
  8. La guerra es humana, y de humana que es, es inhumana. Triste realidad.

    Blogsaludos

    ResponderEliminar
  9. ¡Fascinante tu relato! Muy bien expresado.

    He llegado hasta aquí a través del blog Los jardines de Puck, donde te hacen un bonito homenaje, sin lugar a dudas te lo mereces por tanto ingenio.

    Me gusta tu blog, te sigo.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  10. que triste que SEA una escena cotidiana.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  11. Hola... llegué hasta acá por Puck, desde Buenos Aires, había leído comentarios fantasmas en algunos blogs pero nunca tus letras...
    Me gustan...
    Me quedo por acá... volando entre palabras e ilusiones... :)

    ResponderEliminar
  12. TOR: Muchas gracias.

    ELYSA: Lo bueno sería encontrarle soluciones.

    ADIVÍN: ¡Y cuántas guerras negadas!

    MERCÈ: y TANTO.

    GLORIA y REINA: Pues muchas gracias a Puck, otra vez más, y a vosotras bienvenidas y gracias también.

    ResponderEliminar
  13. Muy grande amigo. Es terrible, pero por ello y por su realismo lo hace fantástico.
    Me gustó mucho!!!
    Abrazos!!

    pd. perdona por tardar en venir, pero me falta tiempo!!

    ResponderEliminar
  14. PABLO: Afortunadamente, esto es sólo un relato. Tristemente, la realidad lo supera con creces.

    SUCEDE: Muchas gracias. Y no hay nada que perdonar, yo agradezco las visitas, no paso lista (y sé lo que es la fata de tiempo)

    ResponderEliminar
  15. Es curiosa las diferentes valoraciones que damos a la vida en función de la realidad en que nos movemos, es lo que me recordó tu crudo relato, Miguel Ángel. Conmueve.
    Abrazos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, mucho. Se valoran las cosas de forma muy distinta y nos adaptamos a deshumanizaciones impensables.

      Eliminar

Publicar un comentario

Si Alguien Tiene Algo Que Decir Que Hable Ahora...O Cuando Le de La Real Gana.

Entradas populares de este blog

LA GUERRA DE MARINYA

  Dos briks de leche, cuatro huevos y media hogaza de pan que podría utilizar como arma. Es todo lo que le quedaba a Marinya en la despensa. Acababa de ver medio tazón de leche cortada. Estaba guardada en la nevera, pero no sabría decir cuántas horas habría funcionado en los últimos días, pocas. Sacó el cajón de los cubiertos y comprobó que detrás quedaban ya pocos grivnas escondidos. Marinya respiró hondo. Su pelo, antes rubio, se veía gris, mezcla de canas y ceniza. Imposible lavarlo, no salía bastante agua. Tocaba salir. Marinya tenía pánico a salir. Tanto miedo que cuando sonaban las sirenas bajaba al trastero en vez de ir al refugio, a pesar de las visibles grietas en las paredes. Allí tenía un improvisado colchón de mantas entre las que escondía su pasaporte ruso. Vivía sola desde que comenzó la guerra. Su esposo, soldado, había sido movilizado hacia el sur. A estas alturas podría ser viuda y no saberlo. No le gustaba pensar en ello… y no podía evitarlo. Marinya rebuscó en

EL SECRETO DE LA CAMA ETERNA

Les voy a revelar porqué en verdad debemos cambiar de colchón cada década. Olviden esas milongas del peso del cuerpo, el desgaste y demás absurdos con que les han engañado. ¿Por qué no cambiaban nuestros abuelos sus colchones cada diez años? Olviden hambres, deudas y ahorros. No tiene que ver con eso, no lo crean. El frenético ritmo de vida que llevamos nos roba horas de sueño, incluso a los que consiguen salvar las de dormir. Y esos sueños pendientes se acumulan. Esos sueños acumulados son los que vencen a nuestras camas bajo su peso. ¿Quieren una cama para siempre? Sueñen todo.                                                   Miguel Ángel Pegarz c YBRGHOST

HIPOTECADO TRAS LA RUPTURA

  Estas humedades queme están matando son el recordatorio de mi inconsciencia. Con medio siglo a mis espaldas no es tiempo de dejarse engatusar por cantos de sirena. Pero me dejé engatusar… y me fui a vivir con ella. Luego te das cuenta de que solo es preciosa de cintura para arriba y que el sexo con un pez no funciona. Y lo que si es igual son los problemas por la diferencia de edad y de intereses. Así que un día nadó para no volver. Tuviste que hacer un pacto para vivir debajo del agua. Y el diablo no entiende de pifias románticas.   Miguel Ángel Pegarz c YBRGHOST