Puntualizar
que se necesita una cantidad muy variable de lechuga para su elaboración, que
tiene mucho que ver con la fantasía, la ambición y los deseos del cocinero o
cocinera.
Se
recomienda utilizar la mayor variedad posible de lechugas, pero predominando
las de hoja verde esperanza. Las personas poco fantasiosas y muy ambiciosas
suelen preferir la variante preparada con pasta.
En
la variante que vamos a preparar hoy utilizaremos un camión lleno hasta arriba
de lechugas frescas, recién cortadas. Las lavaremos dejándolas en remojo en
agua de río o arroyo, nunca de estanque (en caso de apuro recurrir a agua de
lago). Verter en el agua de lavado unas lágrimas, mezclando las de emoción y de
pena, en pequeña cantidad o se pochará la ensalada.
Añadiremos
una casita, no demasiado opulenta (las mansiones son mucho más insípidas), lo
más acogedora posible.
Pelar
y picar cuatro o cinco ocupaciones. Que a lo sumo dos sean trabajo, el resto
pasatiempos.
Espolvorear
a partes iguales recuerdos de viajes realizados con anhelos de viajes
pendientes.
Salpimentar
con una compañera o compañero (a elegir) con el que se coincida en al menos dos
tercios de los ingredientes de esta ensalada.
Añadir
niños al gusto.
Miguel Ángel Pegarz
cYBRGHOST
Miguel Ángel, una buena receta para vivir una vida o dos, eso sí, con mucha lechuga. Yo iba a decir que prefiero la ensalada de pasta, pero ahora ya no sé. Me quedo con tus letras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bueno, la ensalada de pasta ayuda, pero muchas veces corrompe los sueños. Gracias por leer y aún más por comentar.
EliminarMe encanta tu receta. Enhorabuena
ResponderEliminarMuchas gracias, me alegro. Bienvenida a los comentarios. Muchas gracias por leer y aún más por comentar.
EliminarPor cierto, los comentarios están moderados, no salen hasta que los apruebo, no es que lo estuvieras haciendo mal.
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