Volví a enfocar su figura uniformada en la mirilla del
rifle. Era espectacular incluso vestida de campaña, diría que incluso más
excitante. La vista me traicionaba y la veía sudando, jadeante. Me vino a la
mente que la tenía a tiro. Recuerdo que sonreí torcido, el chiste era malo
hasta para ser mío. En cambio, que en ese momento me atravesara el cuello una
bala por espiar a mi oficial durante la guardia… Eso fue humor negro del bueno.
Miguel Ángel Pegarz
cYBRGHOST
Si es que... uno tiene que estar en lo que tiene que estar. No hay vuelta de hoja
ResponderEliminarHay descuidos fatales.
EliminarGracias por leer y muchísimas gracias por comentar.
Humor negro del bueno, Miguel. Me gusta mucho y también cómo los lees. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias. Por tu lectura, por tu escucha y aún más por tu comentario.
EliminarUn abrazo.