Bruno lee tranquilo en su sillón favorito cuando escucha un
ruido. Se levanta y va hacia él. El ruido ya iba a su encuentro en forma de
embozado portando un enorme cuchillo. Bruno sale al jardín desconcertado, sin
entender más que lo que está en juego. Irene observa la escena desde un plano
superior, sobrecogida. Ve a Bruno tropezar, recular hasta el muro del jardín,
su cara de pánico mientras esa sombra sólo rota por el reflejo del cuchillo se
acerca inexorable. Irene ve elevarse la hoja, impotente, no lo soporta, y
cierra las tapas de golpe. Bruno respira aliviado consciente de lo cerca que ha
estado su muerte.
Miguel Ángel Pegarz
cYBRGHOST
Buen ritmo narrativo, es un relato refinado y me gusta ese final, leyendo siempre te salvas.Paradoja: te puedes morir en cualquier momento con o sin cuchillo, pero leyendo nunca, porque se vive siempre.
ResponderEliminarBesicos
A mi me parece deficiente. Le falta algo pero no sé qué.
EliminarMuchas gracias por leer y aún más por comentar,
Salud.