Durante mi infancia, sin motivo aparente, soñaba que caía al
patio interior del edificio. Tenía algo de sórdido. Su tenebrosidad, sus
losetas de azulejo ladrillo siempre sucio y su reja central le daban un aspecto
de patio carcelario con fregonas. Quizá fuese eso. Pero el caso es que al menos
un par de veces por semana sentía una realísima sensación vertiginosa mientras
me precipitaba, por la parte que da a la terraza de mis progenitores. Lo he
recordado hoy. He vuelto por última vez a casa de mis padres, después de muchos
años. Y aunque es obvio que mi cabeza deambulaba por otros territorios, alguna
neurona díscola me lo trajo a la cabeza, con un pensamiento: “Debes enfrentarte
a tus miedos si quieres superarlos”. De repente, tal vez porque no iba a tener
otra ocasión, he vuelto a la terraza y me he asomado a ese patio. La teoría
sobre los miedos es una patochada, pero ya no puedo confirmarlo.
Miguel Ángel Pegarz
cYBRGHOST
Hola amigo, me parece que el protagonista ha vencido sus miedos de la niñez y también los futuros.
ResponderEliminarPor cierto, en sus losetas de azulejo ladrillo ¿no faltaría una coma?
Un besazo y qué bien que lo has contado. :)
Quizá la expresión no sea la más afortunada, pero no faltaría una coma, porque eran azulejos-ladrillo, es difícil de explicar.
EliminarEl protagonista sigue teniendo pánico a las alturas hasta límites que ni sospechas (es autobiográfico en gran medida).
Muchas gracias por pasar a leer y aún más por comentar. Agradezco infinitamente los comentarios (ver a la derecha), pero aún más en entradas como esta en que apenas son leídas (aún menos de lo habitual quiero decir).