Desde que murió su comportamiento es intachable. Siempre fue un tipo esforzado, pero ha mejorado aún más su puntualidad, su eficiencia y su dedicación. Sigue unas rutinas más ordenadas que nunca y su día a día resulta ejemplar. Y además descansa como nunca. En realidad, el único cambio que alcanza a distinguir es el ruido blanco que ocupa su cabeza mientras duerme. Miguel Ángel Pegarz Cybrghost
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