Eliseo era un tipo al que se le veía venir de lejos, como suele decirse. Era incapaz de ocultar sus emociones o pensamientos. Resultaba tan transparente que adquirió progresivamente un aspecto vítreo. Primero su piel, luego los músculos y finalmente sus órganos. Poco a poco fue convirtiéndose en una botella de su alma, con todos sus sentimientos expuestos y la zozobra que siempre le había acompañado elevada a la enésima potencia. Afortunadamente para él, el proceso continuó, hasta adquirir una absoluta transparencia también su alma. Ahora Eliseo es virtualmente invisible, y desde el desapercibimiento consustancial a su nuevo estado, ahora es él, al que a base de observar sin ser visto, cada vez le resultan más transparentes los demás. Miguel Ángel Pegarz c YBRGHOST
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