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Mostrando entradas de marzo, 2020

CRISIS TECNOLÓGICA

Tampoco hoy encontré trabajo. Ya tengo unos años, ya no brillo como antes. Soy un producto de mi tiempo, programado para destacar en algo lo más exótico posible por inútil que fuese: sexar dodos en mi caso. Luego vimos pasar la crisis desde los almacenes de Karmazone. Y ahora hay nuevos modelos para el mercado laboral. “Materiales orgánicos para acercarnos a nuestra esencia”. Ahora se llevan los jóvenes humanos. Miguel Ángel Pegarz c YBRGHOST

CONJURANDO A LA MUERTE

Cuando la voz que a todos nos reclama pronuncie mi nombre, no quiero que nadie llore al devolverme a la tierra. Llevadme a mi único campo, desandad el camino que fue surcando mi huella. Haced en ese campo mi tumba, de noche y con luna llena. Si lo hacéis tal como os digo, burlaré la eterna condena y brotaré manantial al llegar la primavera. Y así volveré a vosotros, dando vida a las cosechas. Miguel Ángel Pegarz c YBRGHOST

UN HOMBRE DE PALABRAS

Marco había perdido su empleo, no tenía ya techo, su dinero se acababa y apenas conseguía algo que comer. Así que tomó su mochila y se echó al camino, para pasar su vergüenza donde nadie le conociera. Se cruzaba con mucha gente y veía a mucha otra. Y fuese a él o a otros, la mayoría no sabía que decir. Marco no tenía más que palabras, pero, ante lo que pasaba frente a sus ojos, tuvo una idea. Extendió su manta en el suelo y comenzó a desperdigar sus palabras por ella. Poco a poco, la gente se fue acercando; primero a curiosear, luego comenzaron a animarse y a comprarle sus palabras. Marco tenía la que cada uno precisaba. No le ha dado para hacerse rico, pero ahora vive en una pequeña casita a las afueras, y tiene algo que llevarse diariamente a la boca. Y, además, vive en una ciudad mucho más feliz.                                                            Miguel Ángel Pegarz c YBRGHOST

CARGAR EL MUERTO

Y cómo es que nunca cambiaron el bombín se lo había preguntado más de cien veces mientras llegaba al escenario del crimen. Habían recibido amenazas, habían allanado la vivienda y sabían que les habían robado unas llaves. Y sin embargo nunca cambiaron la cerradura. No conseguía entenderlo. Sin embargo todo cobró sentido al ponerse a buscar pistas. Encontró una extensa nota de suicidio; en ella relataban la culpa que les atormentaba, con quién la compartían y que no tenían valor ni de confesar ni de acabar con su vida ellos mismos. Miguel Ángel Pegarz c YBRGHOST