Aunque ya hace mucho tiempo de aquello, y se ha arrepentido mil veces de lo sucedido, el padre no es capaz de mirarla aún hoy a la cara. Ella tampoco lo ha superado y maldisimula su angustia y rencor. La madre sigue avergonzada de su tibieza, y no para de revolverse inquieta. La paella se les atraganta, como cada domingo. C ybrghost . Para el Taller deEscritura Creativa de la Casa de Las Conchas . Sesión “22 granos de Arroz”.
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