El señor Marcial se quitó la boina enrabietado, sin estarlo, como cada sábado. Entornó la mirada y recorrió una a una las caras de la chiquillada, y no tanto. Atizó el fuego y carraspeó exageradamente. Todos esperaban impacientes con que historia les sorprendería "el abuelo", como todos le llamaban. Súbitamente el sonido de un teléfono móvil rompe la magia. -¿Quién demonios...?- El rostro del señor Marcial se sonroja cual tomate mientras introduce la mano en su chaqueta y cuelga -Es que es nuevo y todavía no me hago- se disculpa en tono de protesta. CYBRGHOST
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