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Mostrando entradas de septiembre, 2008

DECADENCIA

El ambiente era agradable. La luz tenue, con reflejos rojizos. Las paredes cubiertas de tapices de terciopelo negro salpicado con dragones rojos. Terminaba de adornar la estampa una decoración caótica: un piano, un maniquí roto, un samurái en bronce a tamaño natural… Sonaba música de los 80. El ambiente habría aún más onírico si no fuera porque ya hemos llegado a la edad en la que esa música no es de otros tiempos. Adornaban la barra múltiples anuncios del lugar en cuestión, ingeniosos, elaborados. Eso añadía solera al lugar. Desconozco si la camarera tenía solera, lo que le faltaba era clase. Ademanes bruscos al despachar y más pendiente de su grupo de amigas al fondo de la barra que del cliente. Y no sería porque fuera una novata, porque pese a la tenue luz se podía apreciar que su adolescencia ya la había vivido con las canciones que sonaban. Pese a la camarera el lugar prometía, pero ahí cometí mi primer error. Encargué, como en mi suele ser costumbre, un café. Es cierto que la taz

DECLARACIÓN (o Algo Parecido)

(Para Tí. Que sin saber bien cómo te colaste en mi vida hasta lo más profundo y me llenas plenamente. Espero que te guste y lo entiendas como yo lo siento.) Su corazón no latía más deprisa, pero sí más contento. La colección de cicatrices que lucía lo habían hecho un corazón escéptico. Su alma era de mendigo, y aprovechaba a comer y beber felicidad ahora que la había; porque largas fueron las temporadas sin ella, y sabía que podían volver. Pero al cerrar los ojos su mente soñaba, y anhelaba que durara para siempre. Y al despertar cada mañana, sin grandes sobresaltos, su corazón, su alma y su mente se miraban a los ojos y se decían que era posible, y se creían que era posible. Y no podéis imaginar la vida que esto daba a su cansado espíritu, que ya casi había perdido la ilusión, hasta que llegó ella. CYBRGHOST