No sueño. No, no es que no recuerde. No sueño. Yo soy el
encargado de elaborarlos. Por tanto, no sueño. Organizo metódicamente
recuerdos, fantasías, miedos… Los mezclo, los destilo y los insuflo cada noche
en cada una de sus cabezas. Día tras día, sueño tras sueño, noche tras noche.
Contra lo que pudiera parecer, es un trabajo monótono. Yo no los veo. Sólo los
ve la mente del soñador. Mi trabajo se parece más a la elaboración de fórmulas
magistrales que al montaje de películas. Sé que a muchos les parecerá un
trabajo hermoso, pero la rutina borra la magia; y la realidad es que paso horas
y horas haciendo lo mismo. Yo solo. Es un trabajo arduo. Todos sueñan. Menos
yo. Es mucho. De vez en cuando me despisto por el cansancio, o me dejo llevar
por el resquemor. Entonces surge una pesadilla. Sólo en un par de ocasiones me
he dejado llevar por la rabia y he provocado miles de pesadillas simultáneas.
Pero no pasó nada, un simple toque de atención.
Dedico a este trabajo todo el tiempo, excepto las horas
justas para comer y dormir. Mientras duermo, nadie sueña. Es el único momento
en que soy igual a los demás. Algún día, alguien me sustituirá, y seré como
ellos.
Miguel Ángel Pegarz
cYBRGHOST
Al final, un trabajo es un trabajo. Sigue construyendo sueños como este para nosotros.
ResponderEliminarEnhorabuena Miguel Ángel.
Saludos.
Gracias por leer y aún más por comentar.
EliminarSalud.
Me gusta este cuento. Sí. Sé que es antiguo pero no por ello pierde valor, al contrario. Yo tuve un creador de sueños también. A saber dónde está...
ResponderEliminarGracias. Mis textos antiguos me temo que tienen más valor que los recientes. Busca, que seguro que sabrás qué hacer con él.
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