Allí, frente al espejo del baño, repasaba cada detalle. Bien afeitado, y eso que ponerse las gafas para apurar bien le hacía sentir ridículo. El traje de los domingos, o bueno, el traje, porque nunca tuvo otro, bien cepillado y sin una mancha. La corbata, que no recordaba la última vez que se la puso. Y un clavel en la solapa, que si recordaba la última vez que se lo puso, y la única, el día de su boda. A él le seguía pareciendo una mariconada, pero a las mujeres les gustan esas tonterías. Se sentía un poco estúpido. No tenía edad ya para temblarle las piernas si no era por la circulación o la artrosis. Y a los ochenta, los nudos en el estómago se deben a una digestión pesada o a la hernia de hiato. Pero ahí estaba él, frente al espejo del baño, arreglándose como si fuera su primera comunión, temblando como un flan y con un nudo en la boca del estómago. Cogió el bastón, pero en el último momento lo dejó contra la pared. Y enfiló la puerta, emocionado como un chiquillo. Cybrghost ...
Yo susuro que te inspires en rememorar aquellos fines de semana de Salamanca que empezaban los martes. ¿Los martes era el juego de la ruleta en el Submarino o fiesta de la cerveza en el Countrie?
ResponderEliminarYo adoraba los miércoles... ¿Cómo podían tener tantos días cerrado el Ciao (de domingo a martes, nada menos. Aims, qué poco respeto por las adictas al Kalhúa)?
Adictas al KalHúa de Zamora? el Burger? porque seria ya mucha casualidad. Yo era más "pijo" saliendo. Aunque hubo que dejarlo por el bien de mi carrera jajaja. Ya no recuerdo aquellos tiempos más que vagamente, que ya soy un abuelete (como mi chica no se cansa de repetirme).
ResponderEliminarCYBRGHOST
Mmm... qué va a pensar la gente de mi?? si dices que no me canso de repetirte que eres un abuelete?? con lo que yo te mimo.. jejejjejeje!! muuuuaaaakkkksssss!!!!
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