
Tocaba escribir. Encendió el portátil y abrió el procesador de textos. Bajó las luces, dejando una iluminación tenue y acogedora. Puso música, una suave y lenta. Se acomodó en la mecedora y se sirvió una copa, no muy larga, y con mucho hielo. Se colocó las gafas, esas que raramente se ponía, aunque cada día las notaba más necesarias. Todo un ritual completado; un espectador no habría tenido muy claro si se disponía a escribir o estaba esperando una cita. En cierto modo era así. Tomo un trago de su copa, despacio y saboreándolo. Enderezó su cuerpo y se colocó frente a la pantalla. No salía nada. Se acarició la perilla despacio, concentrándose en la música y rebuscando entre sus neuronas. No salía nada. Aún así disfrutaba el momento, acariciando el teclado. Tomó otro sorbo de su copa. Pensó en hacer otro esfuerzo y empezar a teclear algo, pero se abstuvo. Sabía que no saldría nada. La Inspiración es femenina, y como toda mujer, sólo acude a una cita cuando le apetece. Y hoy no quería.
CYBRGHOST
jajajajajaj, joeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarVaya imagen mas poco positivia,. ¡No somos tan caprichosas!
(¿o si? :p jajaja)
Cómo te entiendo, Miguel...cuando no sale no sale
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