
Fue por casualidad. No fue algo buscado, ni siquiera sabía quién estaba allí. Pero un día al bajar la persiana la vio. Hacía calor, y ella tenía totalmente abierta la ventana, sin cortinas. Estaba sobre la cama. Era voluptuosa. No tenía el peso perfecto, pero le sentaban estupendamente esos kilos de más distribuidos estratégicamente por su femeneidad. Llevaba una camiseta de tirantes que se aferraba a su generoso pecho, que se adivinaba firme y jugoso. Estar en un piso superior le confería una panorámica única. Ella, ajena a todo, se contoneaba, mimosa y felina, haciendo que el escueto pantalón mostrase aún más de sus torneados muslos. Se movía como si se supiese observada, como si buscara las miradas y provocar el deseo. Él quedó hipnotizado y día tras día vigilaba desde su ventana. Ocasionalmente observaba también una figura masculina, de musculatura bien definida y aparentemente más joven que ella. Se dedicaba a juguetear con los dedos en la piel desnuda de ella, y se adentraba furtivamente bajo su escueta vestimenta. Hasta ahí llegaba la vista, la imaginación es más libre. Uno de esos días el efebo le observó allí en su atalaya. Seguramente el tiempo y la curiosidad le habían hecho más descuidado. Le gritó desde el otro lado de la calle:
- ¡Eh tú, imbécil! ¿qué miras?. Pajillero de mierda.. ¡baja a la calle si tienes cojones!
El se limitó a contestar “Bajo ahora mismo”.
- ¿Qué mirabas cabron? ¿te lo pasas bien mirando?
- Sólo observo.
- ¡Encima chulo el hijo puta!
- Es la verdad
- ¡Me cago en…!
Y lo siguiente fue un directo con ganas al rostro del espía.
La cara del efebo estaba roja de ira, las aletas de la nariz subiendo y bajando como un toro bravo resoplando.
En un intervalo de un par de segundos, sus ojos se fueron abriendo como platos, perdió completamente el rubor de su rostro e incluso el color natural, y su boca se abrió en una mueca de estupor y pánico.
De la comisura de su adversario brotaba un fino hilo de un fluido verde, y la piel alrededor era negra, brillante y viscosa. Cuando logró reaccionar salió corriendo sin vocalizar sonido alguno. Él se limitó a subir a casa.
CYBRGHOST
La imagen es Ventana 44 y pertenece a la Serie "Tras el Cristal" de La Mirada del Coyote
¡Sorpresa!
ResponderEliminarBlogsaludos
Vaya, parece que esos seres "estupendos" eran de la serie "V"...lo digo por el regero color verde...
ResponderEliminarBuen texto Cyb. Me gustó!
Si es que no todo es, siempre, lo que parece... ¿o sí?...
ResponderEliminarFantástico relato.
Un abrazo.
Vaya, que final! Muy bueno. No sé si ha sido un pequeño error, pero donde pone "y de adentraba furtivamente bajo su escueta vestimenta" ¿no sería "y se adentraba"?
ResponderEliminarSaludos
Gracias a todos por comentar y encima con opiniones favorables.
ResponderEliminarADIVÍN: No me gusta ni cerrar las historias ni los finales esperados :-)
SU Bienvenida y gracias por leerme con tanta atención, ya corregí el error de transcripción :-)
SACRA: Bienvenida
ANÓNIMA, no pensaba en V cuando lo escribía, era una fantasía-paranoia aún mayor:-)
Cybrghost tengo que confesarte una cosa....
ResponderEliminaryo sí soy de Alicante....
(como un anuncio de una marca de coches, de cuyo nombre no puedo acordarme...jeje)
Capi: No sé lo digas a nadie, peor realmente yo no existo, soy producto de vuestra imaginación y de resquicios de conexione sen la red. :-)
ResponderEliminarSugerente en su inicio y sorpresa al final. No está nada mal la mezcla :-D
ResponderEliminarMe recordó la serie V.
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