Allí, frente al espejo del baño, repasaba cada detalle. Bien afeitado, y eso que ponerse las gafas para apurar bien le hacía sentir ridículo. El traje de los domingos, o bueno, el traje, porque nunca tuvo otro, bien cepillado y sin una mancha. La corbata, que no recordaba la última vez que se la puso. Y un clavel en la solapa, que si recordaba la última vez que se lo puso, y la única, el día de su boda. A él le seguía pareciendo una mariconada, pero a las mujeres les gustan esas tonterías. Se sentía un poco estúpido. No tenía edad ya para temblarle las piernas si no era por la circulación o la artrosis. Y a los ochenta, los nudos en el estómago se deben a una digestión pesada o a la hernia de hiato. Pero ahí estaba él, frente al espejo del baño, arreglándose como si fuera su primera comunión, temblando como un flan y con un nudo en la boca del estómago. Cogió el bastón, pero en el último momento lo dejó contra la pared. Y enfiló la puerta, emocionado como un chiquillo. Cybrghost ...
Preciosa la foto y si la acompa;as de bellas palabras, el resultado es espectacular. Me ha gustado mucho
ResponderEliminarQuizás cuando toque un peñón, sienta que comienza a ver con un poco de claridad.
ResponderEliminarMe ha gustado.
Saludos
La deriva, en ocasiones, es un paraíso, que no fiscal. ¡Mi amigo, John el galápago, me dice que busca perderse, al menos, una vez al mes! Y cuando apenas quedan hojas a las que agarrarse para flotar, termina por salir a nado.
ResponderEliminarAnónima: Gracias
ResponderEliminarSu: Es posible, nunca se sabe dónde o cuando s epuede encontrar un punto de apoyo
Dani: Me parece a mi que tu amigo el galápago tiene muy claras las cosas y que su deriva esta muy integrada. :-)
Un Saludo a l@s tres.
Sumérgete en un río de confusión, a ver si allí navegas derivando de orilla a orilla.
ResponderEliminarBlogsaludo
Adivin: No es autobiográfico, pero buen consejo.
ResponderEliminarA menudo hay que sumergirse hasta las pestañas para darse cuenta que vamos a la deriva.
ResponderEliminarY es cierto, no necesitamos escribir sobre nuestras experiencias para sentir las de los demás.
Gracias por este "dulce pellizco" un día más.
Un abrazo.