Sus Manos arañaban ansiosas en terreno mientras repetía “ya
voy hijo, aguanta” como una letanía. Fue retirando enloquecido tierra y más
tierra hasta acudir a la llamada de auxilio.
Rodeado de una turba armada y rabiosa, el chico se
acurrucaba lloroso en un rincón llamando a su padre. Él decía que siempre podía
oírlo.
La batida confirmó su sospecha: el chico era portador del
Mal. Pero, ahora que había llegado su padre, nadie se atrevía a dar un paso.
Miguel Ángel Pegarz
cYBRGHOST
¡Eso sí que un amor paternofilial! Aterrador microrrelato
ResponderEliminarNo siempre el chico es un demonio.
EliminarBah, en Negra y Criminal se lo habrían comido con patatas por el final tierno. :-)
Gracias por leer y aún más por comentar.
Salud.
él por su hijo ma-ta
ResponderEliminarCreo que es un poquitín menos malo que ese elemento.
EliminarGracias por leer y aún más por comentar.
Salud.
El padre tierno salvando al desvalido hijo... Me gustó el final. Felicidades. R.
ResponderEliminarMe alegro, si te gusto el final, entiendo que no se te escapa que no es un padre muy tierno.
EliminarMuchas gracias por leer y más aún por comentar "R" (siento no identificarte si te conozco, si pasas más sigue siendo R y así sabré quien eres).