Los dejamos entrar, parecían tan encantadores… tanto que ni
siquiera nos planteamos porqué. Comieron en nuestra mesa, jugaron con nuestros
hijos. Poco a poco fueron adquiriendo nuestras costumbres, incluso nuestras
manías. A la par, nosotros cada día nos encontrábamos más demacrados.
Esta mañana han decidido que debíamos marcharnos. Nadie ha
parecido reconocernos al salir a la calle arrastrando las maletas. Y nadie
parece extrañarnos en el vecindario. Y es que se parecen tanto a nosotros…
Miguel Ángel Pegarz
Cybrghost
Comentarios
Publicar un comentario
Si Alguien Tiene Algo Que Decir Que Hable Ahora...O Cuando Le de La Real Gana.