Brais extrajo ávido un libro del primer estante a la
izquierda, casi según entraba. De pronto noto cómo las páginas le succionaban y
se encontró rodeado de balas tentando su suerte. Corrió evitándolas como pudo y
llegó, sin explicación, a los estantes del piso superior. Confuso, extrajo otro
libro, y al levantar la vista, esqueletos de árboles sobre tierra gris le
rodeaban. El aire quemaba y conseguía avanzar con dificultad. Al fin, apareció
estuporoso al fondo y consiguió extraer otro volumen. Respiró tranquilo al
verse en un jardín rodeado de ranas, unicornios y animales parlantes. Allí
permaneció hasta que un dedo martilleado su hombro le devolvió a la realidad.
Era la hora de cerrar.
Miguel Ángel Pegarz
cYBRGHOST
Me gusta. Vivir los libros, sentirlos, ser parte de la historia...
ResponderEliminarCelebro que te guste. Me parece muy tópico y típico, no es de mis textos favoritos.
EliminarMuchas gracias por tu lectura y aún más por tu comentario.
Salud.