Le pido que haga todo
lo posible por mantener a mi marido con vida un poco más ante su mirada
entre incrédula y escandalizada. Pero es tal mi desesperación que accede. Hago
una llamada rápida y consigo adelantar la cita. En la cafetería del hospital me
entrega un sobre. Le echo un vistazo rápido y efectúo el pago. Se secan mis lágrimas.
Subo triunfante de nuevo a la planta. De camino a su habitación indico al
doctor que haga con él lo que considere oportuno. Arrojo las fotos sobre su
cama y le escupo a la cara. Ahora sí estoy segura: merecía lo que le hice.
Miguel Ángel Pegarz
cYBRGHOST
Comentarios
Publicar un comentario
Si Alguien Tiene Algo Que Decir Que Hable Ahora...O Cuando Le de La Real Gana.