
Nada más levantarse de la cama iba aún dando tumbos a subir la persiana y respirar mar, que le daba los buenos días con el rumor tranquilo del Mediterráneo. Preparaba desayuno para dos: café, bollería, zumo, ensalada de frutas… y se sentaba con ella, con suave música de fondo. Su vida no era perfecta, y hace mucho que renunció a que lo fuera, pero en aquel momento se sentía por encima de todo. No existían los problemas ni las penas. Ya le sacaría del éxtasis el último sorbo del segundo café. Pero mientras estaba en un mundo aparte, acariciando con suavidad la mano de ella y saboreando cada segundo.
CYBRGHOST
uuuh... qué bonito!
ResponderEliminarMuy buenas vistas,si señor!!
ResponderEliminarTiene que dar gusto levantarte,y abrir las ventanas...
Capitán Garfio:
ResponderEliminarGeniales, lastima que la historia sólo sea basada en hechos reales y allí sólo haya desayunado una semana.
Más vale una semana,que ciento volando...jeje
ResponderEliminarUn mundo aparte es lo que se necesita a menudo en este mundo y aparte.
ResponderEliminarUna reivindicación la del sosiego.
Saludos.