
Si quieres saber algo pregunta a Ramona. A ella no le gusta hablar de nadie, aunque sabe mucho. Porque si ella contara…porque lleva allí ya muchos años, y lo que no haya visto ella…Aunque las cosas ya no son como eran. Sin ir más lejos, y no es porque sea cotilla, sólo como información, me puede contar “lo de Jessica”, que menuda guarra está hecha.
Jessica es nueva, y nadie ha visto nada, pero dicen que se ha pasado por la piedra a media oficina. Ahora, que a Ramona le da igual, que cada cual hace con su vida lo que quiere. Y a la que le da igual es a Jessica, que sabe lo que dicen y se ríe para sus adentros. Porque le encanta que el resto la miren entre la envidia y el odio. El resto de ellas, que ellos prefiere que miren su culo y su escote amablemente generoso. Es ambiciosa y consciente de que por cualificación a su puesto llega justa pero los tíos son bobos y los errores son menos apretada y en forma; y cuando quieren echarte una mano al culo te la echan con lo que haga falta.
Lo divertido del asunto es que el único que le ha puesto un dedo encima es Gabriel “Sosoman”. Siempre callado, con cara de pardillo y unas gafas casi históricas. Resulta que el día que ella llegó con sus armas de mujer él venía quemado. Y le espetó sin contemplaciones que si necesitaba algo no hacía falta que le pusiera las tetas en la cara y si quería un polvo no hacía falta que le llevara más trabajo. Jessica no recordaba la última vez que un tío la había puesto en su sitio y el calentón que le produjo tampoco lo recordaba en años. Aprovechó que Gabriel siempre salía el último para calmarse, y vaya si lo aprovechó. Que se lo digan a Jose, que se había entretenido y se los encontró en la fotocopiadora. Pero Jose jamás diría nada.
Jose está casado “por obligaciones familiares” y gasta apellido de esos compuestos. Tiene dos niñas preciosas que adora y es gay. No “saldrá del armario” jamás por un miedo atroz a perder a las niñas. Y sólo lo sabe Gabriel, porque un día casualmente lo encontró con un amigo común en actitud bastante cariñosa. Pero Gabriel no se mete en la vida de nadie. No como Javier.
Javier es realmente bueno en lo suyo. Tan bueno como insoportable, dando consejos a una media de siete por minuto. Pero al menos hace bien su trabajo, no como Lorena, que no lo hace bien, pero es una artista en disimular sus miserias.
Ramona me dijo que Lorena era lo mejor de la oficina, tan atenta y cordial, siempre ayudándote. Algún día alguien se dará cuenta que los consejos los da al revés, y asi se apunta los tantos de errores previstos.
Por cierto, en la oficina trabajan dieciocho personas o similares.
CYBRGHOST
Ramona es una sabia. Las oficinas siempre son caldo de cultivo sobre todo para 'personas' casadas “por obligaciones familiares” que gastan apellidos de esos compuestos, "tienen dos niñas preciosas que adora y son gay"... Menuda fauna, pero no es más -ni menos- que la que nos rodea y de la que formamos parte.
ResponderEliminarPropuesta: cuando las barbas de tu vecino veas... empieza a escuchar.
Fabio Carabeo
Yo no tengo oficina, pero esto me ha hecho pensar en la portera de mi casa: Estoy aquí para lo que querais, podeis llamarme a cualquier hora, no como el del 4º, que me ve repartiendo las cartas y no me dice nada, y cuando ya he cerrado el ventanuco viene a llamarme. Ah no, a ese ya no le abro. Pero vosotros... de verdad, a cualquier hora.
ResponderEliminarCualquiera se atreve.
Te recomiendo un libro... se llama algo de "Desamor".
ResponderEliminarAnÓnima Mente
Fábio Caraveo, me parece superchavacano que falsifiques la firma de alguien, y mas en un lugar como este, en la guarida del coyote!
ResponderEliminarCis
Hola Cybrghost, no soy quien para decirlo, pues no me dedico a ello, pero escribes muy bien; has conseguido meternos en esa oficina y describir en el aire mediante la palabra a todos y cada uno de sus personajes.
ResponderEliminarLas oficinas...se te olvidó la figura del becario/a, que suele ser el observador por excelencia (no le queda otro remedio).Es como uno de esos peces que les llaman "limpiadores".Se quedan pegados al cristal de la pecera, quietos, sin inmutarse, pero dandose perfecta cuenta que los movimientos del resto de las especies que la habitan. Te lo digo porque yo una vez (solo una) fui becaria en una oficina.
Pues eso, que las oficinas son como peceras...tienes que tener especial cuidado a quien metes, porque algunos son depredadores!!!
Un saludo
Anonima Mente
A todos: Yo tampoco trabajo en una oficina.
ResponderEliminarCis: ¿sabemos que Fabio Carabeo ha suplantado a alguien? Por eso prefiero los usuarios identificados, que no cuesta tanto.
Anonima Mente: Gracias por tener tan buena opinión de cómo escribo. Realmente, no es de lo que más satisfecho esté del resultado. Y bueno, probablemente falten muchas figuras, pero cuando vi la extensión que llevaba paré, este blog tiene microrelatos, y si no se habría extendido mucho. Yo también empecé de becario, aun cuando en mi profesión es raro.
Escritores de periódicos q cobran muchos euros por artículo,deberían leerte.y aprender.enhorabuena.
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