
Era un tipo cuanto menos curioso. Solía acudir siempre a media tarde. “Hola, ponme un café con leche cuando puedas” al entrar y “¿Qué te doy?” al recibir su pedido era lo único que hablaba, siempre sonriente, y con la mirada triste, o quizá cansada, en contraste. No sabría decidir si su estilo era clásico o moderno; me decantaré por definirlo como un moderno clasicista. Lo que nunca faltaba en su indumentaria era un viejo bolso de los que llaman reportero y algún tipo de gorra. Cogía su café en la barra y se dirigía a aquel rincón. No era el más cómodo, ni siquiera estaba sentado. Miraba a la calle a través de la enorme cristalera. Era una calle anónima, sin nada que ver, o con tanto por ver como cualquier otra. Acostumbraba sacar una libreta, o una agenda, no sabría precisar, y escribía brevemente algo, con aire pensativo. Mientras bebía distraídamente, y a la vez paladeándolo, pequeños sorbos del café. A veces hojeaba desganado alguna revista. Y transcurridos unos quince o veinte minutos, como si de pronto hubiese recibido un fogonazo de memoria urgente, apuraba el ya frío café, recogía precipitadamente la libreta y se iba, con aire de llegar tarde a alguna parte. Tras observar su rutina a lo largo de los días pregunté quién era al camarero. “La verdad es que no lo sé”, me respondió, dejando en su cara un gesto de curiosidad intrascendente similar al mio.
CYBRGHOST
La fotografía es el nº 10 de la Serie BODEGONES
bonito relato...
ResponderEliminarGracias Javier, aunque a juzgar por las nulas opiniones y tu único comentario creo que no es el más afortunado que haya escrito. es más alguien en cuya opinión confío me ha dicho que es probablemente lo peor que he escrito. No obstante, me alegro que te guste. Y gracias por tu fidelidad.
ResponderEliminar