Ir al contenido principal

EL HOMBRE DEL RINCÓN DEL BAR.


Era un tipo cuanto menos curioso. Solía acudir siempre a media tarde. “Hola, ponme un café con leche cuando puedas” al entrar y “¿Qué te doy?” al recibir su pedido era lo único que hablaba, siempre sonriente, y con la mirada triste, o quizá cansada, en contraste. No sabría decidir si su estilo era clásico o moderno; me decantaré por definirlo como un moderno clasicista. Lo que nunca faltaba en su indumentaria era un viejo bolso de los que llaman reportero y algún tipo de gorra. Cogía su café en la barra y se dirigía a aquel rincón. No era el más cómodo, ni siquiera estaba sentado. Miraba a la calle a través de la enorme cristalera. Era una calle anónima, sin nada que ver, o con tanto por ver como cualquier otra. Acostumbraba sacar una libreta, o una agenda, no sabría precisar, y escribía brevemente algo, con aire pensativo. Mientras bebía distraídamente, y a la vez paladeándolo, pequeños sorbos del café. A veces hojeaba desganado alguna revista. Y transcurridos unos quince o veinte minutos, como si de pronto hubiese recibido un fogonazo de memoria urgente, apuraba el ya frío café, recogía precipitadamente la libreta y se iba, con aire de llegar tarde a alguna parte. Tras observar su rutina a lo largo de los días pregunté quién era al camarero. “La verdad es que no lo sé”, me respondió, dejando en su cara un gesto de curiosidad intrascendente similar al mio.

CYBRGHOST

La fotografía es el nº 10 de la Serie BODEGONES

Safe Creative #1102048416900

Comentarios

  1. Gracias Javier, aunque a juzgar por las nulas opiniones y tu único comentario creo que no es el más afortunado que haya escrito. es más alguien en cuya opinión confío me ha dicho que es probablemente lo peor que he escrito. No obstante, me alegro que te guste. Y gracias por tu fidelidad.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Si Alguien Tiene Algo Que Decir Que Hable Ahora...O Cuando Le de La Real Gana.

Entradas populares de este blog

EL ABUELLO III

Allí, frente al espejo del baño, repasaba cada detalle. Bien afeitado, y eso que ponerse las gafas para apurar bien le hacía sentir ridículo. El traje de los domingos, o bueno, el traje, porque nunca tuvo otro, bien cepillado y sin una mancha. La corbata, que no recordaba la última vez que se la puso. Y un clavel en la solapa, que si recordaba la última vez que se lo puso, y la única, el día de su boda. A él le seguía pareciendo una mariconada, pero a las mujeres les gustan esas tonterías. Se sentía un poco estúpido. No tenía edad ya para temblarle las piernas si no era por la circulación o la artrosis. Y a los ochenta, los nudos en el estómago se deben a una digestión pesada o a la hernia de hiato. Pero ahí estaba él, frente al espejo del baño, arreglándose como si fuera su primera comunión, temblando como un flan y con un nudo en la boca del estómago. Cogió el bastón, pero en el último momento lo dejó contra la pared. Y enfiló la puerta, emocionado como un chiquillo. Cybrghost ...

PROFECÍA FLORAL

Cuando se agote la hierba florecerá el alambre. Mientras el mundo exista, la belleza se abrirá camino en cualquier detalle. Sólo cuando muera toda muestra de belleza será el fin. Cybrghost Sobre creación-fotografía de Sara Lew cedida para inspirar a quien se quiera dar por interpelado.

¿A QUÉ HUELE EL NÚMERO PI?

Por más que la profesora le hablase de un griego clásico llamado Pitágoras, él no podía evitar pensar en esos arcos que custodian la entrada de los templos japoneses. Y su olfato se veía invadido por un aroma de maderas nobles y orquídeas regadas por la lluvia. Hasta que una voz imperativa le despertaba de sus ensoñaciones y al abrir los ojos descubría que el aroma procedía de la colonia de la profesora, que le gritaba muy cerca con cara de pocos amigos. Cybrghost Para el Taller de las Conchas . Sesión “Los Novelistas También Saben Matemáticas”.