Allí, frente al espejo del baño, repasaba cada detalle. Bien afeitado, y eso que ponerse las gafas para apurar bien le hacía sentir ridículo. El traje de los domingos, o bueno, el traje, porque nunca tuvo otro, bien cepillado y sin una mancha. La corbata, que no recordaba la última vez que se la puso. Y un clavel en la solapa, que si recordaba la última vez que se lo puso, y la única, el día de su boda. A él le seguía pareciendo una mariconada, pero a las mujeres les gustan esas tonterías. Se sentía un poco estúpido. No tenía edad ya para temblarle las piernas si no era por la circulación o la artrosis. Y a los ochenta, los nudos en el estómago se deben a una digestión pesada o a la hernia de hiato. Pero ahí estaba él, frente al espejo del baño, arreglándose como si fuera su primera comunión, temblando como un flan y con un nudo en la boca del estómago. Cogió el bastón, pero en el último momento lo dejó contra la pared. Y enfiló la puerta, emocionado como un chiquillo. Cybrghost ...
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gracias por estos ejemplos...
ResponderEliminarMuy bella foto y las palabras que la acompañan en su viaje acuático.
ResponderEliminarLo de los Haikus me parece muy complicado, pero me encantan.
Un saludo
JAVIER: A ti por tu fidelidad y tu participación.
ResponderEliminarANÓNIMA: Los Haikus son complicadísimos, como toda la poesía. Gracias por tu opinión, y tienes esa y más fotos en LA MIRADA DEL COYOTE (bueno esta ya está retirada de la galería pero puedes verla en Picassa)y por supuesto Creative Commons así que si alguna te gusta ya sabes.
Gracias, te toma la palabra, si alguna me gusta...me la llevo a dar una vuelta por uno de mis post.
ResponderEliminarGracias
No me vendría nada mal, creo que mis fotos no las mira nadie :-)
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