Era nuestro sueño.
Siempre hablabas de hacer ese viaje. Nunca te importó, es más, te estimulaba
que nadie hubiera oído hablar de aquel lugar. Nadie hasta que apareció él,
hablando de ese rincón escondido del mundo. Pero era de nuestro mundo. Y yo era el que debía participar contigo de ese
sueño. Yo y nadie más. Pero aún no le pareció bastante; tuvo la desfachatez de
planear el viaje al detalle y contármelo ¡Y ni siquiera pensaba realizarlo
contigo!
Miguel Ángel Pegarz
Cybrghost
¡Ay, los triangulos! Qué peligroso ese tercer “elemento” que entra en la ecuación y lo estropea todo
ResponderEliminarY sin hacer nada. Al menos que yo haya dicho.
EliminarMuchas gracias por leer y aún muchas más por comentar.
Salud.
Me gusta el final. Felicidades.
ResponderEliminarY yo que lo celebro. Muchas gracias por leer y casi infinitas por comentar (que últimamente parece que se cobrase en los blogs).
EliminarSalud.