El cabo Hopkins repartía las cartas por la izquierda. El
sargento Blackmore las recogía por su derecha. Todo normal si Blackmore no
estuviera a la derecha de Hopkins. Recogieron todas las cartas por el error
tres veces, sin mediar palabra. La mirada de Hopkins se iba tiñendo de rojo, la
de Blackmore de sorna. Y a la cuarta sucedió lo inevitable: se enzarzaron en
una pelea. Enseguida entró en escena un montón de gente a separarlos. El
director callaba y pensaba que no volvería a trabajar con recomendados.
Miguel Ángel Pegarz
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