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MASACRE DEMENCIAL

Irrumpió en la habitación, miró dubitativo, disparó, disparó, disparó… catorce disparos, catorce hombres muertos. Abandonó la escena antes de que nadie tuviera tiempo para reaccionar. Llegó a casa y se deshizo de la ropa del trabajo. Abrió el grifo de la ducha y mientras se calentaba el agua rebuscó en los cajones del escritorio hasta encontrar un papelito… Gustavo Andrade. Se dio una larga ducha, se enfundó el albornoz, rebuscó en la papelera hasta dar con el papel de una citación. Sí, había quedado claro que era necesario acudir a esa consulta de Neurología.

 

Miguel Ángel Pegarz

cYBRGHOST

Este microrrelato fue escrito para LA VISCERA MAGAZINE 4: Demencias

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