Priscila era una chica soñadora y obediente. Desde pequeñita
tuvo fijación por ir a una charca cercana a su casa. Cuando le preguntaban
dónde iba siempre contestaba que iba a buscar a su príncipe. Cuando creció se
convirtió en una joven preciosa, a la que no le faltaban pretendientes. Sus
padres insistieron en que se quedase con uno de muy buena posición, guapo,
educado… un auténtico príncipe que, decían, la iba a tener como a una reina. Se
casaron con gran boato, pero pronto a nuestro príncipe se le destiñó el azul.
La vida de Priscila oscilaba entre el rojo y el negro, dependiendo de las ganas
de batalla que tuviese su esposo. Ella seguía siendo la misma chica obediente,
soñar ya no podía, aunque para él nada era suficiente. Un día decidió ponerse
su vestido de boda, aquel con el que parecía una verdadera princesita, y volar.
Ahora, si quieres verla, sólo puede ser en noches de luna llena, en aquella
charca. Si le preguntas, te mirará hasta helarte el alma y te dirá que anda
buscando a un verdadero príncipe.
Miguel Ángel Pegarz
cYBRGHOST
Con este texto he participado en la cuarta convocatoria de Tangram Proyect en su parte de textos. El texto está inspirado en una fotografía preciosa de Marta Cruz,"Novia en el río", que no puedo reproducir aquí, así que os animo a ver el conjunto pinchando aquí.
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