Allí, frente al espejo del baño, repasaba cada detalle. Bien afeitado, y eso que ponerse las gafas para apurar bien le hacía sentir ridículo. El traje de los domingos, o bueno, el traje, porque nunca tuvo otro, bien cepillado y sin una mancha. La corbata, que no recordaba la última vez que se la puso. Y un clavel en la solapa, que si recordaba la última vez que se lo puso, y la única, el día de su boda. A él le seguía pareciendo una mariconada, pero a las mujeres les gustan esas tonterías. Se sentía un poco estúpido. No tenía edad ya para temblarle las piernas si no era por la circulación o la artrosis. Y a los ochenta, los nudos en el estómago se deben a una digestión pesada o a la hernia de hiato. Pero ahí estaba él, frente al espejo del baño, arreglándose como si fuera su primera comunión, temblando como un flan y con un nudo en la boca del estómago. Cogió el bastón, pero en el último momento lo dejó contra la pared. Y enfiló la puerta, emocionado como un chiquillo. Cybrghost ...
Me gusta la imagen que proyectas de la rebelión del caballo de cartón.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Esa era la idea, peor la verdad es que creo que me quedaron bastante castaña.
EliminarEl segundo me encantó :)
ResponderEliminarun saludo
No participo del concurso así que desconozco los tuits ganadores.
ResponderEliminarLos tuyos me han agradado mucho, especialmente el primero.
Bienvenido a mi nuevo blog, Cyber
Un fuerte abrazo
A mi francamente, los de esta primera semana no me convencen. La verdad cuesta seguirte con tanto blog y cambio :-)
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