Allí, frente al espejo del baño, repasaba cada detalle. Bien afeitado, y eso que ponerse las gafas para apurar bien le hacía sentir ridículo. El traje de los domingos, o bueno, el traje, porque nunca tuvo otro, bien cepillado y sin una mancha. La corbata, que no recordaba la última vez que se la puso. Y un clavel en la solapa, que si recordaba la última vez que se lo puso, y la única, el día de su boda. A él le seguía pareciendo una mariconada, pero a las mujeres les gustan esas tonterías. Se sentía un poco estúpido. No tenía edad ya para temblarle las piernas si no era por la circulación o la artrosis. Y a los ochenta, los nudos en el estómago se deben a una digestión pesada o a la hernia de hiato. Pero ahí estaba él, frente al espejo del baño, arreglándose como si fuera su primera comunión, temblando como un flan y con un nudo en la boca del estómago. Cogió el bastón, pero en el último momento lo dejó contra la pared. Y enfiló la puerta, emocionado como un chiquillo. Cybrghost ...
La foto es un encantador augurio. Iremos pasando.
ResponderEliminarAbrazos
Puede ser lo mejor de la serie. Se lo debo a mi suegra, es la autora de la bestia.
EliminarPasaré a leer tus perversiones jurásicas...
ResponderEliminarBesos desde el aire
Agradecido estaré.
EliminarUn dinosaurio en tu vida!!. Pues estaré atenta con tus "perversiones", jaja. Dale un besote a tu suegra ¡qué artista! ¿los hace por encargo?. Besos Miguel Angel, y estaré pendiente de tus publicaciones.
ResponderEliminarAgradecido.El beso tendrá que esperar, vive lejos, y lo del encargo.. se lo diré, hasta ahora sólo los hace por vicio.
EliminarPerversiones sáuridas, que bien. Voy por las palomitas.
ResponderEliminarAbrazo Cybrghost.
Son breves y uno al día, igual se te ponen rancias :-)
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