La piel curtida. La barba nívea. La mirada adusta. Fibroso. La mano derecha se tensa y relaja sobre el mango de la alabarda en un acto reflejo. Un dragón han dicho. Bueno, pues un dragón. Si no recuerda mal es el tercero, y posiblemente el último que vea en su vida. El primero le hizo cagarse en los pantalones, pero tampoco fue el único. El segundo tuvo suerte y buenos reflejos. Éste le pilla viejo. Lo sabe, pero no tiene miedo. Su hijo para los dioses sabrán donde. A su mujer se la llevaron las fiebres el año pasado. Poco hay que perder. Es un viejo guerrero, y los viejos guerreros suelen acabar así. ¿Era un dragón? ¿y qué?; más rápido que una espada. No era un jodido doppelgänger. Eso sí sería una putada: morir a manos de un bicho que no sólo no daba la cara, sino que encima te ponía la de un compañero. Una voz le despierta de sus reflexiones. Bueno Dumcan, vamos a ello. A estas alturas tampoco nos vamos a vender barato.
Cybrghost
Cybrghost
Cuando no hay nada que perder, no existe el miedo.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la descripción del hombre, al que imagino de pie en esa torre esperando su destino.
Me gusta mucho la fotografía.
Besos desde el aire
Curioso. Si me encuentro algún día me diré cuatro cosas, jeje.
ResponderEliminarLo que nos echen si es dragón, dragón. No hay que tener miedo a nada, ni siquiera a uno mismo. Los viejos rockeros nunca mueren. Con tu permiso me quedo por aquí, hay buenas vibraciones y varios amigos. Excelente micro.
ResponderEliminarUna abrazo
http://xavierblanco.blogspot.com
Bien, y es que llega un momento en la vida que lo único que queda es luchar. Aunque me queda la duda de si esa voz que lo saca de sus reflexiones no es un doppelgänger.
ResponderEliminarMuy sugerente tu micro.
Besitos
Se ve que no tenía ya mucho que perder, y puede que sí mucho por ganar. Me he sentido dentro de la aventura, cuando escribes así, me dan ganas de leer el siguiente capítulo :D
ResponderEliminarMe ha encantado este retrato de un héroe cansado. Como Maite, me he quedado con ganas de leer más. Ojalá tenga suerte en su enfrentamiento.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Excelente!!!!!
ResponderEliminarNo hay mas que decir, amigo.
Me encantan las historias medievales, llenas de misterios, que te inundan de aventuras. Tu caballero contempla la vida de una forma tranquila, sin prisa pero sin pausa. Has dado en el clavo.
ResponderEliminarBlogsaludos
ROSA: Gracias. La foto (también mía) es del Castillo de Puebla de Sanabria.
ResponderEliminarMONTSE: Si eres capaz...
ELYSA: No lo había pensado. Gracias.
MAITE: Pues me temo que soy incapaz de escribir algo más largo, así que tendrás que esperar. Me halaga que tú digas "cuando escribes así". Gracias.
CARLOS: Gracias. ¿Heroe? no sé, quizá sólo sea un tipo que hace lo que puede. Aunque alguien dijo que eso era un héroe.
PATRICIA: Gracias, aunque exagerado.
ADIVÍN: Me alegro que te guste. Gracias.
XABIER: La puerta siempre está abierta. tengo "echado algún ojo" a tu blog, cuando tenga tiempo procuraré verlo con más calma. Bienvenido y gracias.
ResponderEliminarÁnimo, tú podrás con él
ResponderEliminarUn abrazo, Cyb
Sin embargo, a mí me parece un antihéroe porque hace su trabajo sin mayor pretensión. Fantástico monólogo.
ResponderEliminarDEPROPIO: No sé si es o no un héroe, ya le planteo esa duda Carlos. Pero bueno, hace su trabajo, eso pretende. Y ya es más que muchos, y más si se viesen en éstas. Creo yo.
ResponderEliminarPuro ritmo en la prosa, que es la base de la musicalidad, que lo es casi todo en literatura. Muchas veces me he preguntado por qué es tan importante el ritmo en la literatura y he llegado a formular la siguiente teoría: el ritmo adormece nuestras ideas, nuestro lado más cerebral, y permite que salga a relucir nuestro yo profundo, el artista, el que nunca se equivoca, como nunca se equivocan los pájaros al volar.
ResponderEliminarAbrazos enormes,
PABLO GONZ
PABLO: Me sonrojas. Abrazos fuertes y agradecidos.
ResponderEliminarSuscribo las palabras se Pablo. Es más, me ha sorprendido que estuviera dormido al final porque de alguna manera había pensado en cada frase pronunciada al ritmo del caballo sobre el que cabalgaba en busca del dragón.
ResponderEliminarsaludillos
Bravo.
ResponderEliminarUn concierto de la palabra ejecutado magistralmente.
CARLOS: Muchísimas gracias por tus amables y demasiado generosas palabras.
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