Mal asunto fue ya desde el primer momento. Ya se lo dije a mi madre cuando me contó lo que su amiga le había dicho. Llevaba cuarenta y dos semanas de gestación y el niño no salía. Trataron de inducirle el parto a la madre. No respondió a la oxitocina. Finalmente se realizó la pertinente cesárea y se extrajo a un niño de cuatro kilos y novecientos gramos. El niño lloró, como era de rigor, y a duras penas no lo hizo la madre. La criatura presentaba un tupido vello facial, ¡tenía barba!. Por más que le rasurara, el molesto vello no tardaba más de una semana en reaparecer. El niño crecía a un ritmo espectacular, alcanzando el metro veinte a los dos años. Caminaba desde los tres meses, se vestía solo al año. Sus padres se balanceaban entre la admiración y la preocupación de forma continua. Cuando el chico cumplió cuatro años comenzaron a aparecerle canas. Para esa edad el chico tenía una robusta barba que había que afeitar a diario, sin que el pediatra supiera darle explicación. Como no supo dar explicación a las arrugas que aparecieron a los cinco años. A los seis años ya era todo el equipo de Pediatría del “Niño Jesús” el que investigaba su prostatismo. A los siete años, irremisiblemente comenzó a perderse, cada vez olvidaba más cosas y ningún médico sabía ponerle etiqueta ni freno. Ni siquiera en el “Monte Sinaí” de Nueva York fueron capaces de evitar que con ocho años ya no hablase, comiera solo o caminase. Falleció hace un par de semanas, unos días antes de cumplir los nueve años. La autopsia autorizada por los padres desveló unos resultados increíbles. El pequeño presentaba claros signos de Alzheimer en fase avanzada.
Cybrghost
Leyenda alternativa de “un bebé con mal aspecto” para el Taller de Escritura Creativa de la Asociación de Amigos de la Casa de Las Conchas.
Cybrghost
Leyenda alternativa de “un bebé con mal aspecto” para el Taller de Escritura Creativa de la Asociación de Amigos de la Casa de Las Conchas.
Pobre, eso es una vida concentrada en breve espacio de tiempo.
ResponderEliminarUn saludo indio
Mitakuye oyasin
No me extraña. El cromosoma del "apuro obsesivo absurdo" ya se ha de estar gestando. A no ser que... No, no tengo esperanzas de que esto cambie.
ResponderEliminarAbrazos, Cybr.
Yo si tengo esperanzas. Me he declarado reaccionario optimista.
EliminarAinssss el señor alemán que esconde las cosas haciendo de las suyas, y cada vez a mas temprana edad.
ResponderEliminarUna muy buena contribución al taller Cybrg, enhorabuena.
Besos desde el aire
Cada vez antes. Ami el texto, entre tu y yo, me parece una castaña, pero era lo que más a mano tenía y ando sin tiempo.
EliminarPues qué te diré... ¿cotizó a la seguridad social? porque alimentar durante 9 años a semejante hombretón debió ser complicado para los padres.
ResponderEliminarMe gusta que durante todo el relato se mantenga el extrañamiento mientras la lectura parece tan normal, como si pasara a diario.
Abrazos
Na, lo bueno que tienen las leyendas urbanas es que no se repara en gastos.
EliminarSuscribo lo dicho por Anita en cuanto al extrañamiento embozado en la normalidad aparente del texto.
ResponderEliminarMe parece un micro que destaca por su historia, o mejor dicho, por la particularidad de su historia.
Un abrazo, Cybrghost
Creo que he provechado muy mal la sugerencia y la idea surgida.
EliminarPues yo lo he disfrutado y a la vez he padecido con esa corta vida.
ResponderEliminarBesitos
Me alegro, aunque creo que pude hacerlo mucho mejor.
EliminarMmm, como dijo la profe de sociología "las mujeres temen parir un monstruo, o un cretino". Con frialdad diré que al menos este engendrito dio poca batalla.
ResponderEliminarSaludos n_n