Allí, frente al espejo del baño, repasaba cada detalle. Bien afeitado, y eso que ponerse las gafas para apurar bien le hacía sentir ridículo. El traje de los domingos, o bueno, el traje, porque nunca tuvo otro, bien cepillado y sin una mancha. La corbata, que no recordaba la última vez que se la puso. Y un clavel en la solapa, que si recordaba la última vez que se lo puso, y la única, el día de su boda. A él le seguía pareciendo una mariconada, pero a las mujeres les gustan esas tonterías. Se sentía un poco estúpido. No tenía edad ya para temblarle las piernas si no era por la circulación o la artrosis. Y a los ochenta, los nudos en el estómago se deben a una digestión pesada o a la hernia de hiato. Pero ahí estaba él, frente al espejo del baño, arreglándose como si fuera su primera comunión, temblando como un flan y con un nudo en la boca del estómago. Cogió el bastón, pero en el último momento lo dejó contra la pared. Y enfiló la puerta, emocionado como un chiquillo. Cybrghost ...
Buen comienzo para esta serie de nanos. Incluso lo acortaría todavía más a la primera frase, creo que con el título mantiene todo el sentido, pero quizás sea porque lo he leído todo.
ResponderEliminarsaludillos
Puedes ser que tengas razón.
EliminarUna maratón de nanos con un buen inicio, sin ninguna duda. Me ha traído a la memoria a Jack Nicholson en una cocina ¡es inevitable no pensar en ese rumor!...jajá.
ResponderEliminarTe anuncio querido amigo, que mañana dejaré una entrada publicada para acabar el mes, y en ella hay un regalillo incluído para tí. Es simbólico pero espero que te guste.
Te leeré mientras estoy de viaje pero regreso enseguida.
Besos desde mis palabras.
Gracias. No sé si podré mañana, porque ando que no paro, pero en breve leeré tu entrada. A ver de que se trata.
EliminarEste me ha gustado muchísimo Cybrg.
ResponderEliminarBDA
Lo celebro.
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