“Hemos nacido para ser malabaristas, todas lo somos”. Se lo
había dicho su padre, su madre, sus tías, sus primas… toda su familia en su
exiguo día de vida. Pero ella se empeñó en ser trapecista. Había nacido con
unas alas prodigiosas que le permitían unas acrobacias aéreas increíbles, unos
giros imposibles, de destreza nunca vista en aquel lugar. Pero claro, con tres
días sus reflejos ya no eran los mismos, y al final una mano la atrapó y
arrancó sus preciadas alas. Al final acabó empalada en un alfiler, como toda su
familia, generación tras generación. Pero se negó a mover una sola pata ante
aquel estúpido juguete.
Cybrghost
Para el Taller de Escritura
Creativa de la Casa de Las Conchas sobre las “Moscas Malabaristas”
Ay.
ResponderEliminarLa fama cuesta. Bienvenida.
EliminarNo lo leí por el lado de la fama. Lo pensé por ese secreto deseo de torcer el destino aún a sabiendas del final. Me encantó, Cybr!
ResponderEliminarPara mi va por ese camino. Gracias.
EliminarSiempre hay un alma caritativa dispuesta a cortarte las alas...
ResponderEliminarBesos desde el aire
es ley de vida, pero cada cual escoge como vivirla.
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