Allí, frente al espejo del baño, repasaba cada detalle. Bien afeitado, y eso que ponerse las gafas para apurar bien le hacía sentir ridículo. El traje de los domingos, o bueno, el traje, porque nunca tuvo otro, bien cepillado y sin una mancha. La corbata, que no recordaba la última vez que se la puso. Y un clavel en la solapa, que si recordaba la última vez que se lo puso, y la única, el día de su boda. A él le seguía pareciendo una mariconada, pero a las mujeres les gustan esas tonterías. Se sentía un poco estúpido. No tenía edad ya para temblarle las piernas si no era por la circulación o la artrosis. Y a los ochenta, los nudos en el estómago se deben a una digestión pesada o a la hernia de hiato. Pero ahí estaba él, frente al espejo del baño, arreglándose como si fuera su primera comunión, temblando como un flan y con un nudo en la boca del estómago. Cogió el bastón, pero en el último momento lo dejó contra la pared. Y enfiló la puerta, emocionado como un chiquillo. Cybrghost ...
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A mí siempre me ha parecido que los vacíos es mejor no llenarlos, si están así es por algo, prefiero crear universos nuevos, llenos, de lo que sea menester.
ResponderEliminarCaramba.
A mi me parece que todo contiene un mensaje, hasta estos vacíos.
EliminarEs !!!
ResponderEliminarSaludos van, Cybr
blogger no me ha mantenido el espacio considerable que había dejado entre es y el signo de exclamación. Explicado pierde sentido.
EliminarSuele pasar :-) Da gracias que no se tragó el comentario, lo tiene hecho.
EliminarMuchas gracias. Y si hubiera respetado el espacio, genial comentario.
Original y arriesgado. Valiente tú. Bien por eso. Y pienso que muchas veces los silencios, los huecos y vacíos dicen más que los gritos y la palabrería.
ResponderEliminarUn saludo indio
Mitakuye oyasin
Muchas gracias. Valiente sería si tuviera 3000 visitas al día, con las que tengo sólo es un capricho. Y estamos de acuerdo.
EliminarLos significados y descripciones les vienen grandes a los vacios, de por sí estan llenos de mensajes de gran contenido, solo tenemos que callar y escuchar pero para eso tenemos que ser valients y pocos lo somos.
ResponderEliminarTe felicito por la valentía que has tenido al escuchar tus vacios y que te han llevado a lograr esta obra.
Besos de gofio.
No es lo mismo darse cuenta de las cosas que escucharlas :-).
EliminarGracias.
El título —excelente, por cierto— da sentido al vacío aparente.Una obra maestra, Cybr.
ResponderEliminarBravo!!!!
Muchas gracias Patricia. Aunque tan exagerada como siempre, las obras maestras están muy lejos de mi alcance.
Eliminarjajaja me ha gustado el capítulo cuatro y el final, qué decir. Espero la segunda parte.
ResponderEliminarsaludillos
¿Segunda parte? Si ya está dicho todo.
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