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UN CUENTO SINGULAR
Hace muchos, muchos años, en un lugar lejano, habitaba un
tipo singular. Ya no está, murió de viejo. Pero en un lugar lejano sigue
habiendo un tipo singular.
Uno de esos micros en los que el autor sólo pone los andamios, Cybrghost, y -sin embargo- se puede apreciar la obra y cambiarla tantas veces como se quiera.
Dos briks de leche, cuatro huevos y media hogaza de pan que podría utilizar como arma. Es todo lo que le quedaba a Marinya en la despensa. Acababa de ver medio tazón de leche cortada. Estaba guardada en la nevera, pero no sabría decir cuántas horas habría funcionado en los últimos días, pocas. Sacó el cajón de los cubiertos y comprobó que detrás quedaban ya pocos grivnas escondidos. Marinya respiró hondo. Su pelo, antes rubio, se veía gris, mezcla de canas y ceniza. Imposible lavarlo, no salía bastante agua. Tocaba salir. Marinya tenía pánico a salir. Tanto miedo que cuando sonaban las sirenas bajaba al trastero en vez de ir al refugio, a pesar de las visibles grietas en las paredes. Allí tenía un improvisado colchón de mantas entre las que escondía su pasaporte ruso. Vivía sola desde que comenzó la guerra. Su esposo, soldado, había sido movilizado hacia el sur. A estas alturas podría ser viuda y no saberlo. No le gustaba pensar en ello… y no podía evitarlo. Marinya rebuscó en
Les voy a revelar porqué en verdad debemos cambiar de colchón cada década. Olviden esas milongas del peso del cuerpo, el desgaste y demás absurdos con que les han engañado. ¿Por qué no cambiaban nuestros abuelos sus colchones cada diez años? Olviden hambres, deudas y ahorros. No tiene que ver con eso, no lo crean. El frenético ritmo de vida que llevamos nos roba horas de sueño, incluso a los que consiguen salvar las de dormir. Y esos sueños pendientes se acumulan. Esos sueños acumulados son los que vencen a nuestras camas bajo su peso. ¿Quieren una cama para siempre? Sueñen todo. Miguel Ángel Pegarz c YBRGHOST
Estas humedades queme están matando son el recordatorio de mi inconsciencia. Con medio siglo a mis espaldas no es tiempo de dejarse engatusar por cantos de sirena. Pero me dejé engatusar… y me fui a vivir con ella. Luego te das cuenta de que solo es preciosa de cintura para arriba y que el sexo con un pez no funciona. Y lo que si es igual son los problemas por la diferencia de edad y de intereses. Así que un día nadó para no volver. Tuviste que hacer un pacto para vivir debajo del agua. Y el diablo no entiende de pifias románticas. Miguel Ángel Pegarz c YBRGHOST
Me gusta mucho, encierra una gran historia que yo misma puedo contarme. Cada vez distinta.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias. es que siempre hay una historia.
EliminarUno de esos micros en los que el autor sólo pone los andamios, Cybrghost, y -sin embargo- se puede apreciar la obra y cambiarla tantas veces como se quiera.
ResponderEliminarUn abrazo,
Te digo lo mismo que a Ana.
EliminarMe gusta.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Me alegro. Gracias.
EliminarTodos somos singulares y estamos en un lugar muy lejano de otros singulares.
ResponderEliminarsaludillos
Insisto, siempre hay una historia, ya lo dijo Rosendo.
EliminarSigue habiendo un tipo singular, quien, seguramente, tiene historias singulares que nos vas a saber contar.
ResponderEliminarMuy bueno Cybrghost.
¡Saludos!
Igual tiene suerte y cae en mejores manos. Gracias.
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